Se ve en los textos y fotos de promo a
Fernando Lagreca en varias poses típicas y en todas ellas se le ve relajado y con esa cara de buena gente que hace confiar en el contenido del disco; en otras se puede le puede observar en su estudio, una habitación luminosa -presumiblemente de su actual residencia, Barcelona - en la que este uruguayo ha encontrado el espacio y el tiempo necesario para lanzar un disco en el que se puede apreciar desde el principio el mimo y la paciencia que le ha puesto, algo que se nota en el notable resultado y en el sonido conseguido, que en ningún momento flaquea y permite disfrutar del disco desde la primera escucha.
También se observan y destacan desde el principio las nada disimuladas referencias, que van desde los
M83 más atmosféricos y etéreos a gente más relajada y como
Toro y Moi en un mismo tema; el juego de ver a que suena tal o cual tema continúa a lo largo del disco, donde le da por ponerse en plan naïf-spacial tipo
Air, viajar de la mano de teclados más cósmicos a lo
Tangerine Dream o juguetear un poco con el pop, ya que
Moroder y
Kraftwerk también se pasan a hacer una visita. En
Dream And Go y
Diving Myself Alone se arranca con unas voces que no quedan mal, sencillas y directas pero sin llegar a destacar ni molestar, dejando disfrutar de la música y de esa producción en la que se deja notar su buen gusto a la hora de captar y asimilar referencias; mientras, en
Silly Girl Meets Silly Boy, da más cerca de la diana y tira hacia unos
Chromatics producidos por
Jacques Lu Cont, cruce que siempre será acertado y aplaudido. Todo esto da como resultado un disco de escucha fácil y agradable, con sus momentos en los cuales hace que tus sentidos vuelvan a los surcos en cuanto la cerveza fresca te distrae un poco; ideal para las veladas veraniegas, que cuenta con algún que otro tema destacado que funcionará perfectamente como single y permitirá sacar toda esa clase de su estudio y mostrarla por clubs y escenarios diversos. Que no es poco.