Todo recopilatorio que se precie debe sustentarse bajo un concepto único, uno que mantenga al oyente anclado a unas sensaciones y a un hilo conductor sonoro. Así sucede con el trabajo que tenemos entre manos y su título lo dice todo:
Another Cold World 3. Se abre ante nosotros una grieta dimensional que da paso al mundo de esa otra música, a ese sonido atemporal surgido desde el underground más gélido de los 80. La tercera entrega de este compilado del sello barcelonés
Cold Beats Records nos devuelve a esas texturas que, no nos engañemos, triunfaron en el corazón de muchos pero sin dar grandes titulares ni llenar masivamente las pistas de baile, al menos en nuestro país. Quizás sean estos tiempos convulsos los más propicios para abrazar y resucitar la cold wave en su faceta más sintética, aunque me daría por satisfecho si esta recopilación sirve al menos para aliviar la curiosidad de los más profanos e insuflar al género el respeto que se merece.
Cada proyecto de los que participa en el disco nos da su visión de esa fría ola, de ese lugar y momento desde el que dieron sus primeros pasos gente como
The Human League o incluso los mismísimos
Depeche Mode, y que defendieron con ahínco gente con menos pedigrí como
Norma Loy o
Absolute Body Control por dar algún ejemplo. El trayecto es instantáneamente adictivo, y combina nombres “conocidos” de la actual escena como
Peine Perdue, WLDV, o
Dame Bonnet, con otros que lo son menos, por lo menos para el que escribe. Un trabajo protagonizado por ese tipo de electrónica que insinúa constantemente su alma melancólica y lánguida, sin descartar en ningún momento la pista de baile. Tan deliciosamente espartana como efectiva, concretándose en marcadas líneas de bajo, arreglos raquíticos, y algún que otro matiz más contemporáneo proyectado con esmero para cerrar la ecuación. Por subrayar alguno de los cortes, es difícil no caer rendido ante el dark italo con el que abre el disco
A Trasition junto a
Gina S en
En Revanche, o los gruesos arpegios y la desquiciante atmósfera que generan
Damme Bonnet junto a
Schonwald en su
Time to Cry. Y que decir de la aportación de un ilustre como mi paisano
WLDV en
A Moment In Time, cerrando el tracklist de la forma más elegante, trágica, y oscura posible.
