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no todo el mundo somos unos sin personalidad como tu
Precisamente por eso se puede decir que tengo personalidad. Porque no me dejo influenciar por los (estupidos) pensamientos nacionalistas de la tierra donde vivo. Ala agur
claro hijo, por eso tardaste poco en hacer un chiste de los catalanes.
ah, claro, cuando se habla de espanya no se es nacionalista, sino se habla de una realidad y un sentimiento arraigado en todo ser humano.
no podia evitar enlazar esto, roncero como siempre un bocas de mucho cuidado. uno lee este artículo, se mira la noticia del adios de guardiola y la bienvenida a tito, y le entran unas ganas de reirse de roncero y los ronceritos de este foro que no veas
no podia evitar enlazar esto, roncero como siempre un bocas de mucho cuidado. uno lee este artículo, se mira la noticia del adios de guardiola y la bienvenida a tito, y le entran unas ganas de reirse de roncero y los ronceritos de este foro que no veas
Desde luego el articulo no tiene desperdicio, pero viniendo de un gañan que es subdirector de un periódica para unos lectores madridistas, no me esperaba menos.
Si es verdad que a perdido la ilusión de competir como otros años y no se ve capaz de transmitir eso a sus jugadores, me parece honesto por su parte marcharse de la forma de como lo a hecho. Lo de Tito Vilanova nos a cogido a por sorpresa a todos, pero me parece una decisión coherente aunque a ver como lidia con ese nuevo estatus que es ser entrenador del Barça.
La verdad que Rebaño cuando se olvida de villaratos y escribe lo que siente de verdad sobre Mou o Guardiola se pone fino:
Tito Vilanova será el nuevo entrenador del Barça. Esa fue la sorpresa de un acto para confirmar un cese esperado que según todas las impresiones previas podría colocar al Barça ante una situación de fin de ciclo y de cambio difícil. Pero no será así. El acto reafirmó la fuerza y la solidez institucional del Barça con el anuncio de que sería el brazo derecho de Guardiola quien se hiciera cargo de la tarea. De nuevo el club encuentra la respuesta en sí mismo. Como salieron un Puyol o un Xavi, o un Iniesta y un Messi, o un Pedro y un Busquets, o un Tello y un Cuenca, ahora sale un Tito Vilanova para este relevo.
Guardiola se va porque está vacío, dijo. Yo lo esperaba. Hace tiempo que pienso que de haber querido renovar ya lo habría hecho. No podía anunciar antes su decisión de marcharse porque hubiera provocado un colapso. Ahora sí, era el momento, y estuvo impecable, como no podía ser menos. Su legado será legendario. Y espero, y en esto creo que coincidiré con muchos, que tras un descanso y cierta toma de distancia y algún relevo de jugadores bien podría volver en funciones de 'ferguson culé', por decirlo de alguna forma. Todavía me cuesta imaginarles a él y al Barça por separado.
Tito Vilanova, compañero desde tiempos jóvenes de Guardiola, fue un futbolista sin éxito pero que como apoyo del técnico ha tenido, según cuentan los próximos al tándem, mucha más importancia de la que se le atribuye en la opinión pública. Cuentan que muchas decisiones arriesgadas fueron suyas. Quizá algo de eso supiera Mourinho, lo que explicaría (no justificaría, claro) aquel desahogo a su frustración. 'Tu dedo señala nuestro camino...' decía una pancarta detestable. El sarcasmo es que bien podría haber sido escrita por mano culé. El fútbol es un espacio de enigmas y sorpresas.
Si, es extraña la manera que ha tenido de dilapidar esa imagen falsa que habia construido durante estos años. Justo ahora que pierde y se marcha va y lo suelta todo. Que poco espabilado Y encima traicionado por Vilanova y Rosell... Este Pep.... ya no se si me da asco o pena.
Menudo descojone de club que va a ser el barsa el año que viene
Por cierto
El pollo este no os recuerda a Messi? Joer se me revuelve el estomago cada vez que abro la web
el foro de clubbingspain me ha ayudado a ser mejor persona
Este artículo no debiera ir aquí —trata de la envidia y la zafiedad característica de España—, pero como usa a Guardiola como ejemplo....
------------------------------------------------------------ La dificultad de ser intachable
Ahora que Pep Guardiola ha abandonado el Barça tras cuatro temporadas de éxitos, títulos y juego incomparables, hay que reconocer el enorme problema al que se ha enfrentado, sobre todo en un país como este. En él hay algunas personas -siempre pocas- que intentan hacer su trabajo, triunfar -ambición bien lícita- y a la vez no resultar ofensivas para los demás. Pero esa es una tarea casi imposible. Cuando alguien destaca y no se pone prepotente ni chulo, ni se dedica a subrayar su propia excelencia; cuando trata de restar importancia a sus logros y no tomárselos muy en serio ni jalearse a sí mismo, y atribuir el mérito a la suerte y a otros -en el caso de Guardiola, a sus jugadores-; cuando no saca pecho sino que lo encoge, y procura ser respetuoso y elogioso con quienes no alcanzan tanto o son derrotados por él, y se muestra educado a ultranza, por lo general no se le permite comportarse de ese modo, como si la mera existencia de ese alguien prudente, modesto, cultivado y cortés fuera un ultraje. Tal vez lo sea, porque inmediatamente acentúa el contraste con la mayor parte del resto.
España, en su conjunto, y con excepciones, es un país con tendencia a la vileza, y por eso, con frecuencia, penaliza y castiga a quien no participa de ella. Recuerdo cómo muchos intelectuales que habían servido o apoyado a Franco durante su dictadura -varios al principio, cuando la represión era más feroz- se justificaron diciendo que había que ganarse la vida, o que habían actuado así para evitar represalias contra un pariente cercano, o que -qué queríamos- habían jurado lealtad al Movimiento porque si no no habrían entrado en la Universidad; y, sobre todo, aducían que todo el mundo había hecho lo mismo, que nadie había quedado sin pringarse en aquellos tiempos tan duros, sin importarles que esto último fuera una gran falsedad y que además permanecieran vivos algunos que no se habían prestado a lo que ellos sí se prestaron: gente que malvivió por negarse a apoyar o a ensalzar a Franco, o que se fue al exilio, o que padeció larga cárcel o se sumergió en la clandestinidad. Por no hablar de los ejecutados por la misma razón. Se hizo como si estos individuos no hubieran existido y se lanzó la especie de que todo el mundo se manchó. Así se diluyen las culpas, que en cambio son imposibles de ocultar si hay ejemplos de inocencia y de intachabilidad.
Cuando hay alguien que, en el campo que sea (y por fortuna el del fútbol es leve y en absoluto trágico), se esfuerza por ser intachable, se le mete el dedo en el ojo reiteradamente a ver si reacciona de mala manera y se lo puede arrastrar a la vileza y al fango en que los españoles y españolizados se sienten tan cómodos. Por su afán de conducirse civilizadamente en medio de sus éxitos, a Guardiola se lo ridiculizó primero con la zafiedad también habitual aquí (“Mea colonia”, “Es un cursi y un empalagoso”, “Va de filósofo”, “Nos restriega que lee libros”, “Se hace el santo”, “Ya está bien de ir de modestito”, “Que lo elijan Presidente de la Generalitat”). Después se lo acusó de haber ganado lo que había ganado con trampas, favores arbitrales, de la Federación, de la FIFA, de la UEFA y de Zapatero, cuando la superioridad de su equipo había sido tan palmaria e indiscutible que convertía en mediocres al Manchester United, el Arsenal o el Real Madrid. Tan evidente era su supremacía que los partidos del Barça empezaban a aburrir a los no culés pese al maravilloso juego desplegado: les faltaba dramatismo, incertidumbre, temor. Ahora, cuando ha decidido marcharse tras una temporada brillante en la que no ha conquistado la Liga ni la Copa de Europa, han saltado voces mezquinas que lo han tildado de cobarde y de escurrir el bulto: “Cuando pintan bastos para su equipo”, han dicho, mientras ese equipo ha mantenido su fútbol admirable y ha machacado a la mayoría de sus rivales.
Es muy difícil ser intachable en España. Por lo general no sé consiente, como si eso fuera un pésimo ejemplo o un precedente peligrosísimo. Se intenta por todos los medios que quien aspira a ello descienda a la arena y se líe a mamporros y navajazos, para que todos estén igualados. Se lo provoca, se lo insulta, se le hace burla, se lo difama, se arrojan sospechas sobre su labor. El iluso en cuestión aguanta estoicamente los chaparrones, los venenos, las cuchilladas y los golpes al hígado, sin reaccionar, sin ponerse a la altura de sus detractores. Está empeñado en ser intachable, y ya eso es otro pecado: “Pretende estar por encima, ¿qué se cree? Aquí hay que ensuciarse”. Eso es lo que normalmente se busca en España, que se ensucie todo el mundo, para que se note menos la suciedad ambiente. Las más de las veces el iluso se harta, como es natural, y sucumbe: antes o después se lo obliga a defenderse, porque si uno no reparte algo de estopa, su educación y su contención se toman por debilidad y la tunda arrecia hasta dejarlo tendido en la lona o camino del hospital. Guardiola, al marcharse, ha felicitado a su mayor rival por su victoria y ha añadido una breve frase, más bien críptica (“Han pasado muchas cosas que han quedado tapadas por nuestro silencio”), que quienes lo malquieren se han apresurado a ver como un triunfo, como la claudicación de su caballerosidad. Ya son ganas. Tras cuatro años de méritos incomparables, Guardiola se va sin haberse puesto una sola medalla y sin haberse rebajado a participar en la reyerta nacional, que es lo que se le exige a todo dios. No me extrañaría que, él que puede elegir su destino, no volviera a entrenar nunca en este país.