Especiales

Diez años de Droid Behavior

Muchos hemos estado escuchando su música, viendo sus eventos colgados en esta web y en otras muchas, recibiendo sus “newsletter” con los flyers de sus fiestas en Hollywood, con gente como Speedy J, Chris Liebing, Marcel Dettmann o Surgeon, pero nunca habíamos sentido las vibraciones de una de sus fiestas. Ellos son Droid Behavior, un colectivo de mentes inquietas de raíces latinas, que lleva 10 años difundiendo sus trabajos más allá de la Costa Oeste a través de su blog, de sus producciones, remezclas y podcasts pero también a través de sus fiestas, que son, probablemente, las más underground de Los Ángeles. Queríamos asistir, podíamos hacerlo y lo hicimos.

El 17 de noviembre Droid celebraba su décimo cumpleaños. 10 años agitando la escena electrónica en la ciudad del cine, con una fiesta en la que se anunciaba la presencia de Dean Paul, Drumcell y Raíz y un invitado especial para la ocasión: Marcel Dettmann. En la publicidad se anunciaba que la fiesta iba a durar hasta las 7 de la mañana, cosa muy rara en este país. Un vídeo promocional que contenía un resumen de sus fiestas, una buena banda sonora y algún fotograma perturbador, soportaba la promo a través de mailing y redes sociales. Además, desde hacía unos días, seguimos la actividad en su evento en facebook, y no sólo nos sorprendía la cantidad de asistentes confirmados sino la cantidad de quilómetros que se disponían a hacer para la fiesta (Tijuana, San Diego...). Se estaba preparando una buena.

El sábado por la tarde, bajo una lluvia constante, recorrimos los 40km que nos separaban de la ciudad donde se iba a celebrar tal evento, localizamos la calle y el número de local, que no era más que un bar con un cartel de neón que rezaba “Cocktails”. Aparcamos y dimos cuenta de un par de hamburguesas y unas “curly fries”. Como aquí la cosa del beber resulta cara y, además, a partir de las 2AM suelen cortar el grifo del suministro alcohólico, tomamos unas cervezas amparados por el techo de nuestro coche mientras esperábamos la hora de apertura. No paraba de llegar gente al local, salían al cabo de unos minutos, subían al coche y se marchaban. Curioso. A las 22:20h salimos del coche y nos acercamos al local, donde presentamos nuestras credenciales al portero. Entramos, y resultó que estaba completamente en obras, y no se escuchaba ni un “kick” ni un “charles”. Seguramente la fiesta estaba abajo, en un sótano bien insonorizado, como debe ser. Pagamos nuestra entrada, nos dieron la pulsera y.....un mapa!! Me asaltaron recuerdos de una etapa grandiosa en Barcelona donde un mapa o una dirección era el preludio de un gran fin de semana. Y se repetía. Qué momento más romántico. La excitación se posó en nosotros. Como no teníamos ni idea de cómo seguir el mapa le propusimos a uno de los asistentes, cuyo coche tenia GPS, seguirlo. Según nos contaron después los organizadores, la experiencia en la producción de este tipo de actos les ha hecho hacer las cosas de este modo, con una difusión y una imagen concreta, de manera que la promoción les llega directamente a aquel público que en realidad esta interesado en la música y que dejan al margen razones de estatus o de moda, lo cual es habitual en la ciudad.

Tras 15 minutos llegamos a un polígono de una ciudad cercana, lleno de coches y gente. Era aquí, en una nave. Enseñamos las pulseras y accedimos. El edifico era enorme, diáfano y oscuro. Según nos cuentan es un plató de cine. Apenas unas 30 personas se esparcían por toda la sala. Cinco proyectores inundan con formas abstractas una pantalla de unos 100m2, formada por las dos paredes delante de las cuales han instalado la cabina, en diagonal a la pista. Cuatro columnas de Funktion One y ocho volados Mackie hacen que la música de Dean Paul, que está a los platos en ese momento, te golpee directamente al pecho. Techno, puro techno, y son las 23h. Olor a pintura fresca que se mezcla con el incienso que quema en el tenderete de merchandising de Droid. Suena Jonas Kopp, Extrawelt y el técnico de sonido se pasea por la sala con su portátil haciendo los últimos ajustes. Las proyecciones son impresionantes y se esparcen por toda las dos paredes que hacen la vez de pantalla, redimensionando el espacio. Son la única iluminación de la sala. La gente está animada, hay tacones de aguja, silicona, japoneses. La gente nos cuenta que esto va a ser grande. A mí también me lo parece. Vidal Vargas se acerca para preparar su set up. Él y su hermano son Raíz, y son los siguientes. Les toca una hora de set. Para nosotros resultan inéditos, un buen aliciente. Si quieren mantener el nivel de Dean Paul tendrán que empezar fuertes. Y ahí están, Vangelis y Vidal Vargas levantando los brazos y a la gente, son las 00:40h. Tras su directo, bueno una mezcla de directo y Dj set digital, articulado mediante dos ordenadores y varios controladores, es el turno de Drumcell, co-fundador, junto a los hermanos Vargas, de Droid. Parada en la barra casera para tomar un chupito de vodka con limón (los vasos son minúsculos). Suena un remix de Gary Beck de un tema de Tony Thomas, hace tres horas que escuchamos electrónica rocosa, sin fisuras y muy contundente, y la gente no para de bailar. Drumcell se lo está pasando bien y nosotros también. Y todavía queda lo mejor, las cinco horas de sesión de Marcel Dettmann. Charlamos con Dean Paul, satisfecho y contento por su set. Un hondureño se me acerca y me habla de Xpansul y de su país, y me dice que le gusta España y el cine. Muy bien. Otro, al que no entendemos una sola palabra hasta a cabo de 10 segundos, nos dice que viene desde Iowa y que ha cruzado 5 estados para poder estar en esta fiesta. Todavía mejor.

Ahí esta Marcel Dettmann, que nos dice que está orgulloso de formar parte de esta fiesta, de estar con este colectivo, es su cuarta visita a Los Ángeles. Dice que no se ha preparado nada especial, que pinchará sus temas favoritos. Drumcell termina su set, coge el micro, y presenta al dj alemán que recibe una ovación de los ya más de 350 personajes que llenan la sala y que hasta ese momento no han dejado de bailar. Empieza el set del alemán. Hace tiempo que venimos constatando la calidad de este dj, no sólo en la selección musical, que lo ha sido desde la primera vez que lo vimos, sino que ha adquirido una técnica sublime. Las dos primeras horas de set pasan como una exhalación, pero en total ya suman siete horas de desparpajo musical, la gente está cansada y los que no resisten se apoyan en la barra, o se marchan, la pista se vacía notablemente. Eso sí, los que quedan tienen ganas, y Dettmann también. Hay nivel. Aprovechamos para charlar con los hermanos Vargas y con Drumcell sobre el hecho de que un grupo de hispanos este detrás de este tipo de fiestas, nos dicen que tiene sentido, que es un segmento de población muy amplio y que como tal también influyen en los distintos movimientos sociales en el sur de california. Tras dos horas más, y bastante antes de que mi reloj marque las 7h, la hora de cierre prevista, Dettmann susurra al oído de Drumcell, que coge el micro y despide al dj invitado y a los asistentes. Gran ovación, aplausos y gritos. La verdad es que la producción ha sido impecable: gran sonido, unas visuales brutales, muy buena música, los dj's impecables y gran ambiente, lástima que se terminara la bebida. Bis de Marcel Dettmann, un último disco, nos lo merecemos, y Droid Behavior también.

GALERíA DE FOTOS

Más información
Web Oficial: Droid Behavior

Compartir