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24 Mayo 2013 por Bruno Garca
Caroline, ¿qué tal te pillo de ánimos hoy?
La verdad sea dicha, me encuentro extremadamente relajada. Ya no me mareo tanto pensando, estrujándome el tarro, hoy porque me pillas con el estreno del nuevo show que sino… He tenido el tiempo suficiente para recapacitar y darme cuenta de todo lo que ya he hecho en mi carrera. Anteriormente han habido momentos en los que no me ubicaba, me daba la sensación de estar en el lugar equivocado, es difícil de explicar, gracias a dios he ganado en confianza en estos últimos años. La edad, la experiencia, soy mucho más condescendiente conmigo misma, ya no me irrito con facilidad. Esos miedos que antes me encerraban se han ido esfumando, trabajando crece la confianza en general, no sólo haciendo música. También estoy en un punto donde creo que ya he dado todo lo que tenía que dar como DJ. Hoy en día, encima, casi cualquiera puede ponerse a pinchar… ¿No crees? Prefiero concentrarme desde ya en escribir, componer y pasar más tiempo en el escenario que en la cabina.
En tu nuevo doble álbum Calling From the Stars, es la primera vez que prácticamente todo lo has compuesto sola en tu propio estudio ¿me equivoco?
Casi casi, de 23 temas que lo forman tan solo 4 están producidos junto a otra gente. Y eso que me confieso una enamorada de compartir horas de estudio con otras personas. Es excitante, al igual que en la vida misma, sentarte, comentar e intercambiar pareceres. Me encanta mantener viva la llama de mis amistades personales o con otros artistas. No quiero para nada encerrarme a producir sola para escapar de todos ellos, todo lo contrario. Anteriormente no tenía claro que yo podía hacer todo lo que hago ahora. Así que me construí un estudio grande, lo llené de equipos, leí manuales, etc. Mi amigo
Pascal Gabriel me dijo “no tienes que convertirte en una ingeniera de sonido, la mayoría de ellos no saben escribir canciones… así que escribe y luego me llamas para que terminemos de arreglar un tema juntos”. Siempre me empujó a escribir ideas en casa para luego desarrollarlas juntos. Me metí muy de lleno y un buen día me presenté en su casa con un CD con hasta 9 canciones para este nuevo disco. Se nos unió mi manager y todos allí sentados de un modo muy distendido escuchamos todas las canciones, se volvió para decirme “ya está, lo tienes todo muy bien finiquitado, no me necesitas para nada”. Me quedé sorprendida, solté un jo… ¡guau! Por fin me cosqué al cien por cien que yo era músico, uno de verdad. No era mi propósito ese día, pero no sabes que satisfacción después de oír siempre que
The Hacker hacia mi música, etc. Es momento de acallar esas bocas.
Pero no me discutirás que The Hacker es un hombre que ha marcado tu vida…
Por supuesto que sí. La última vez que le vi fue hace un par de semanas en un cumpleaños en Grenoble, mi ciudad natal, el estaba algo borracho, se acercó y me dijo “lo ves, al final siempre tú serás la mujer de mi vida”. Nunca hemos sido pareja, pero sí que tras 20 años juntos hemos estado ahí el uno para el otro, y siempre ha funcionado. También es verdad que jamás me dijo antes algo tan bonito como eso… (risas). Lo nuestro surgió poco a poco y sin más, primero salíamos de fiesta, luego hicimos un tema, y con el tiempo salimos de gira… ¡No hizo falta que nos casáramos!
Imagino que guardas estupendos recuerdos de exitazos como 1982 o Frank Sinatra.
¡Oh si! Al mismo tiempo que iban saliendo a la luz no éramos conscientes de la repercusión que tendrían. Éramos dos jóvenes de una minúscula ciudad que un buen día nos topamos con
DJ Hell y nos dijo que le pasáramos cosas nuestras. Estos dos entre esos temas, jamás pensamos ni siquiera que se sacarían, y mira por donde acabaron siendo pinchados por medio mundo. Nos planteamos lo de hacer directos y sin comerlo ni beberlo ya estábamos en marcha de gira. Desde 1996 hasta 2001 explotó y se extendió el término “electroclash”, y a nosotros nos identificaron con él. Conste que ya llevábamos como 4 o 5 años funcionando con este tipo de sonido, bueno más bien lo considerábamos “electro”. A secas. Lo mismo que pasó con el punk, antes de los
Sex Pistols ya se hacía “punk” en Nueva York. Esto demuestra que la historia se repite a sí misma. Sabemos que los géneros musicales o tienden a difuminarse o tienen una vida muy corta.
¿Cuándo comenzaste a hartarte totalmente del término “electroclash”?
Empecé a cansarme completamente de él cuando la etiqueta iba asociada con la moda, la música importaba cada vez menos. Siempre he sido una obsesa de la música. Se estaba quedando atrás esos primeros años en los que iba a tocar con una única bolsa para el sintetizador a pequeños clubes de Alemania. El ambiente bombeaba y destilaba techno, puro, sincero, no de “moderneo”. Tanto The Hacker como yo estábamos fascinados con
Underground Resistance, donde se madura el sonido y no se atiende a estrategias comerciales. Era el momento justo para dar un paso atrás, comenzaba a ser peligroso para nuestra reputación. Para sobrevivir debíamos regresar de lleno a nuestras raíces. Hacer eso es lo que me ha salvado todos estos años… hasta nuestros días.
De esas raíces musicales ¿con cuáles te sigues encontrando más a gusto hoy en día?
Es curioso, son innumerables los estilos que me fascinan, pero a la hora de producir mi meta se marca en desarrollar aquellos donde me siento más capaz. Hay que ser humilde y reconocer a que cosas te puedes enfrentar mejor y a cuáles no. Mis canciones se basan siempre en los sintetizadores. Me llevo bien con ellos. Que la gente diga, mírala si hace new age, rollo ochentas, suena muy retro… Pero no es mi culpa, la primera vez que se usaron teclados en el pop fue con la new wave, si yo trabajo con sintes originales, no ha de ser un pecado sonar a ellos. A qué sino. Me importa bien poco que se comente eso, yo crecí con la new wave, pero lo que verdaderamente abrió mi mente hacia la música fue el techno. Más claro el agua. El techno, el acid house, en definitiva la cultura rave.
Se puede decir que la primera vez que fuiste a una fiesta rave, ¿ese día, cambió tu vida?
Indudablemente. Y no fue una rave en el bosque, mira que estas fueron las mejores, sino en una nave gigantesca en Francia, en mi país, ya que yo no tenía entonces suficiente dinero para irme a Suiza a una “energy rave party” donde tocaba por ejemplo
Aphex Twin. Mis amigos sí que cogían un autobús e iban. Tenía que esperar que volviesen para preguntarles que tal estuvo Aphex Twin y los demás. Sí que me pude permitir salir de aventura con ellos a la otra punta de Francia para ir a ver a
Laurent Garnier o a
Plastikman. Una llegaba a casa luego, después de escuchar toda aquella música revolucionaria, madre mía… La gente iba por esa música no por que hubiesen códigos de cómo vestir, champán, ni siquiera una decoración chic. Todo muy puro. Si a uno no le gustaba lo que sonaba directamente no tenía porque ir. Si por lo contrario flipabas con esa sensación primaria que es bailar te daba igual llenarte de suciedad, pasar frío, perderte con el coche buscando el sitio, encima esto sin tener aún móviles (risas). Recuerdo como si fuese ayer después de una noche entera sin parar, montada en el bus de regreso a casa mirando la gente que se iba para trabajar, entonces me preguntaba ¿cómo me las aviaré yo para llevar una vida normal? ¿Estudiaré, iré a una oficina…? Entonces compartía piso con amigos, nos sentábamos en mi habitación, no más grande que este camerino donde estamos ahora, y continuábamos escuchando cintas de cassette, cds, fumando cigarrillos, siempre con la mente puesta en el próximo fin de semana revisando flyers para decidir cuál sería nuestra próxima parada. En esas sentadas también decidí que para trabajar yo debía ser mi propia jefa, y que para llegar a eso tendría más pronto que tarde trabajar muy duro. Pinchar, algo a lo que empujaron mis amigos, fue una estupenda salida. Siempre me he sentido libre poniendo discos.
¿Recuerdas bien la primera vez que viniste a tocar a España?
Mmmm… recuerdo especialmente mi primer
Sónar.
Gigolo tenía un escenario, éste en la playa todavía. Nunca antes oí hablar de Sónar, entonces lo que realizamos es un showcase del sello donde no nos pagaban, tan solo las habitaciones de hotel. No tenía muchas expectativas pero cuando todo el mundo comenzó a bailar y cantar nuestros temas durante el directo… ¡Pero bueno! Fue acojonante. No os voy a hablar sobre Ibiza, ya que Ibiza es como una especie de “Hollywood” ¿me entiendes? Aquí en Barcelona guardo siempre estupendos recuerdos de
Razmatazz o el
Nitsa. Soy consciente que en España hay mucha gente que me sigue desde hace tiempo, y que encima son tan educados con mi música… Pero cuidado, para el carro, no puedes tener una mala actuación sino hablarán y despotricarán hasta correrse muchísimo la voz. Siempre esperáis que se os sorprenda, sobre todo si es con algo distinto a un show anterior. Considero tu país un lugar muy importante, muy especial, al igual que otros como Bélgica. Países donde las bases musicales vinieron dadas en sus comienzos por sonidos como el rock. Sois muy inconformistas (risas).
Antes de que se me vaya el santo al cielo, tienes en tu nuevo trabajo un cover que me ha encantado y sorprendido, el Everybody Hurts, original de R.E.M.
¿En serio? Este tema se supone que jamás debió ser editado. Lo hice hace 6 años cuando de nuevo me mudé a mi tierra y después de encontrarme con
Michael Stipes en un pequeño restaurante de una ciudad pequeña del sur de Francia. Yo estaba con unos amigos y salí un momento para fumar un cigarro. Yo ni sabía que él estaba allí, de repente pasó por mi lado, se me quedó mirando de frente y me dijo “hola soy Michael y me encanta de veras la música que haces”. Me puse roja como un tomate. ¿Cómo conoce este hombre mi música? Me dejó estupefacta, cosa que no ocurre muy a menudo con nadie. Una vez en mi casa de París me senté en el estudio, el de entonces era bien enano, construí una base, programé las notas de piano de esa canción y me puse a cantar la letra. Intenté plasmar con la voz como él me hizo sentir cuando nos topamos. Le pasé el tema a un amigo fotógrafo que teníamos Michael y yo en común, este no hace otra cosa que mandarle lo que grabé. A los pocos meses me escribió diciendo que le encantaba, que lo editase. El tiempo pasó y vi por fin oportuno incluirlo en un disco. Aún no me lo creo, lo hice en una hora, a oscuras en el mini-estudio y grabando pistas de voz estando mala de la garganta.
Otro señor enorme que se merece unas palabras es tu abuelo, un estupendo artista ¿verdad?
Si. Mi abuelo se asentó como dibujante de comic una vez finalizada la 2ª Guerra Mundial. Fue prisionero en Alemania de donde logró escapar, se casó con mi madre quien estaba tan enferma que no sabía si viviría mucho… En fin, él se curtió y convirtió en una especie de rebelde. Fue con sus dibujos a los diarios que trataban más de política e hizo una carrera con eso. Hasta se convirtió en alguien bastante popular. De pequeña crecí mucho tiempo a su lado, mis padres eran demasiado jóvenes y mi abuelo, que vivía dos pisos más abajo en el mismo edificio, me acogía y me ponía a dibujar junto a él. Su vieja radio de fondo, yo en el suelo haciendo lo que podía con la tinta china intentando dibujar el pequeño parque que se veía desde la ventana. Estábamos siempre muy próximos. Me llegó a decir, cuando yo empecé a pinchar, que le recordaba a él allá por 1947 cuando comenzó a ganarse la vida como dibujante. Hicimos de nuestra pasión nuestro trabajo.
¿Fue en Berlín donde quizás te consagraste seriamente como DJ verdad?
Hace ya unos siete años que regresé de Berlín y es cierto, allí es donde mi profesión como DJ se convirtió en algo serio de verdad. Donde empecé con lo que ganaba a pagar impuestos, tenía mi propia oficina, una agencia de
management… Antes de mi estancia allí, mi trabajo pinchando nunca fue algo tan formal. Mi vida cogía estabilidad, aunque el trabajo era demasiado para mí. La verdad es que poco tiempo pasaba en Berlín, con esto de tanto viaje arriba y abajo… Recuerdo con mucho cariño todos esos años, desde que llegué allí siendo pobre hasta que con mucho sudor y poco a poco, empecé a reunir un dinero más que decente. Mis años allí fueron en un apartamento barato y trabajando, trabajando, trabajando. Tanto que acabó consumiéndome, paré de pinchar durante 3 meses, me fui por fin de vacaciones, algo que jamás pude hacer, agarré también el coche, me puse a visitar amigos… De repente me vi en París junto a dos grandes amigas que estaban pasando momentos difíciles, vi que me necesitaban, tras dos semanas con ellas… Ya no me moví más de allí. Me puse a buscar un piso, el cual encontré en un día, algo súper difícil en París, y me quedé. Es un lujo poder estar cerca de mis amistades, llamarnos, vernos, derrumbarnos sobre el sofá para ver la tele, beber, dejar pasar el rato. Todo esto no tiene precio.
Por cierto, ¿conoces a Anne Clark?, en tus comienzos me recordabas mucho a ella.
La verdad es que no la controlo. Bastantes personas me han comentado esto mismo, entre ellas
Laurent Garnier, me dijo hace muchos años que la escuchara. También The Hacker a quien le gustaba bastante según me decía. Es bueno pienso, que te digan esto, lo cual considero positivo, sin haberla escuchado o estudiado previamente, esto quiere decir que la inspiración para como me expresaba salía directamente desde dentro de mí. Es mucho más complicado cuando uno tiene grandes ídolos y pretende copiarlos para seguir su mismo camino. Si yo canto o he cantado como
Anne Clarke ha sido totalmente por accidente. Una cantante que me gusta mucho de siempre pero que jamás pretenderé imitar es
Ella Fitzgerald. A Ella la suelo llevar en mi ipod y como mucho la usaré en noches como la de hoy para antes de salir al escenario calentar y ejercitar mi voz. Tararear esa de (cantando)
Dream A Little Dream Of Me me hará mucho favor…. La vocalista de
Les Rita Mitsouko me dijo que solía hacer lo mismo pero con
David Bowie.
¿Si le tuvieses que pedir un deseo a una estrella que cae del cielo?
Creo que mi deseo, el que siempre tuve, ya se ha realizado. De todas formas si tengo algún otro, y con lo supersticiosa que soy mejor no te lo digo que si no me quedo con las ganas y no se hará realidad (risas).